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LA ETERNIDAD EN SU MUÑECA

Durante sus años como relojero principal en IWC, Kurt Klaus interpretó el calendario gregoriano, con todas sus irregularidades, en un programa mecánico que funcionará a la perfección hasta 2499 sin necesidad de prácticamente ninguna corrección externa. Su legendario diseño fue incluido por primera vez en el Da Vinci Cronógrafo Calendario Perpetuo en 1985, y sigue siendo considerado en la actualidad como un hito en el arte de la relojería. De una sencillez ingeniosa y con un total de tan solo 81 piezas, este calendario impulsó a la manufactura relojera de Schaffhausen a la cima de la alta relojería.

 

“A veces simplemente es necesario darse cabezazos contra la pared”, comenta con una sonrisa traviesa Kurt Klaus, quien celebró sus 80 años hace dos años. Y eso es precisamente lo que hizo este personaje delgado que a través de sus gafas observa todo con mirada despierta. Hace unos 35 años, durante sus años como relojero principal de IWC, diseñó un calendario mecánico 

 

que indica en la esfera la fecha, el día de la semana y el año con cuatro cifras, así como las fases de la Luna hasta 2499. Al igual que la repetición de minutos y el tourbillon, el calendario perpetuo es una de las grandes complicaciones, y por consiguiente, uno de los mayores logros alcanzados por la manufactura relojera de lujo de Schaffhausen.

 

Con sus numerosas singularidades, el calendario gregoriano, basado en el calendario juliano introducido por Julio César, es un escollo para cualquier niño pequeño. Un popular método para recordar la duración de los meses consiste en contarlos en los nudillos. Pero saber que los meses tienen 28, 30 o 31 días no es suficiente: necesitamos un día extra cada cuatro años, el 29 de febrero, para corregir la desviación del año solar verdadero. Generaciones de relojeros e inventores se devanaron los sesos para desarrollar un calendario mecánico, formado por engranajes, palancas, levas, espirales y trinquetes, capaz de duplicarlo.

 

Los primeros mecanismos de este tipo formaban parte de los enormes relojes astronómicos. A partir de los años 1920, eran una característica frecuente de los relojes de bolsillo, y finalmente, de los relojes de pulsera. Sin embargo, seguían siendo sumamente complicados y difíciles de usar. Por ejemplo, el calendario perpetuo para un reloj de bolsillo constaba de más de 200 piezas, y cada una de sus indicaciones debía ser ajustada por separado mediante pulsadores. “Siempre me molestaron mucho todas estas imperfecciones”, afirma Klaus reflexionando al respecto.

 

El capítulo que marcaría de manera decisiva la historia de IWC comenzó en los años 1970, una época en la que la industria relojera suiza atravesaba su peor crisis. Los relojes electrónicos fabricados en Japón, animados por un cristal de cuarzo y desprovistos de oscilador, estaban inundando los mercados mundiales. De pronto, la experiencia acumulada por relojeros y cronometradores a lo largo de numerosas generaciones se había tornado superflua. Todo el savoir-faire relacionado con la compleja mecánica de precisión, perfeccionado continuamente a lo largo de siglos, se encontró de un momento para otro en riesgo de desaparecer.

 

—Todas las indicaciones, desde la fecha mediante el mes y el año hasta las fases de la Luna, son animadas por el movimiento básico y avanzan simultáneamente cada noche.

Pero mientras muchos de sus colegas unieron fuerzas para quejarse de la situación, Klaus puso manos a la obra: a mediados de los años 1970, creó el primer calendario para un magnífico reloj de bolsillo, del cual se vendieron casi 100 ejemplares. “Me quedó muy claro que la única manera en la que IWC podría diferenciarse de la competencia sería con relojes inusuales como aquellos”, recuerda. El éxito fue su motivación, y continuó trabajando en su mecanismo, frecuentemente incluso durante su tiempo libre. Creó indicaciones para las fases de la Luna y los signos del zodiaco, e incluso inventó un inusual reloj termómetro. Finalmente, logró convencer a la gerencia ejecutiva, a cargo de Günter Blümlein y Hannes Pantli, de autorizar el desarrollo de un calendario perpetuo para relojes de pulsera.

 

En ese entonces, los calendarios solían ser construidos de manera integrada en un movimiento particular, pero Klaus quería diseñar un módulo separado que pudiese ser integrado en diferentes movimientos básicos. Con su calendario buscaba además marcar nuevos estándares en términos de sencillez y operación. Y fiel al espíritu del fundador de IWC, F.A. Jones, Klaus, el perfeccionista, ya entones pensaba en la posibilidad de producirlo industrialmente. Por ello, decidió trabajar con siluetas relativamente sencillas y la menor cantidad de piezas posibles. La idea básica consistía en utilizar el mecanismo de la fecha integrado en el movimiento básico como fuente de energía. Un único impulso desencadenado durante la noche activaría toda una cadena de engranajes, haciendo avanzar las indicaciones de la fecha, el día de la semana y las fases de la Luna. Al transcurrir un mes, avanzaría también el indicador del mes, al igual que el de la década una vez transcurridos diez años, y el del siglo una vez transcurridos cien años. Todo ello con un ritmo y sincronización perfectos.

 

En teoría. Sin embargo, en la práctica esta tarea resultó ser más complicada. Durante largas caminatas, Klaus imaginó las funciones básicas. En la mesa de dibujo, revisaba constantemente la forma y la organización de las piezas. “Construí la totalidad del mecanismo en triángulos, asigné coordenadas a todas las posiciones, y realicé innumerables cálculos”, explica, evocando la intensa y a veces frustrante fase de diseño. A pesar de todos los reveses, logró completar tres prototipos funcionales a tiempo para la presentación del Da Vinci Cronógrafo Calendario Perpetuo en el Salón de la Relojería de Basilea en 1985.

 

El funcionamiento del mecanismo, con tan solo 81 piezas, es increíblemente eficiente. Cada noche, el movimiento básico hace que la palanca de avance de la fecha se mueva. En respuesta, un trinquete hace avanzar un día la rueda de la fecha, con sus 31 dientes. Al mismo tiempo, otra palanca hace que la rueda del día de la semana, en forma de estrella, y la indicación de las fases de la Luna se muevan hacia adelante. Uno de los dientes de la rueda de la fecha es más largo que los demás: al finalizar cada mes, hace avanzar una posición la leva de los meses.

 

—La leva de los meses es el corazón del programa mecánico, y determina el momento en que debe intervenir el trinquete adicional en los meses de menos de 31 días.
—El mecanismo, diseñado por Kurt Klaus, marcó un hito importante para IWC.

Esta leva es a la vez la pieza central del programa del calendario mecánico. Su borde se caracteriza por una serie de protuberancias y muescas que contienen la información relativa a la duración variable de los meses. Funciona de manera parecida a las tarjetas perforadas de los primeros ordenadores. Con el fin de garantizar la inclusión de los años bisiestos en la ecuación, la leva representa un ciclo completo de cuatro años compuesto por 48 meses. Por ello, la muesca que representa el 29 de febrero es más profunda que las demás.

 

En los meses más cortos, entra en juego un mecanismo diferente. Un trinquete adicional en la palanca de avance de la fecha reposa en una excéntrica conectada directamente con la rueda de la fecha. Al final de los meses con menos de 31 días, cae de la excéntrica y viene a reposar en una proyección. “Durante la secuencia de cambio, la cual tiene lugar durante la noche, hace avanzar todos los días anteriores al 31 inexistente del mes antes de que el trinquete regular entre en juego para hacer avanzar una posición la rueda de la fecha”, comenta Klaus, describiendo una de las características esenciales de su diseño.

 

Este mecanismo adicional es controlado de manera indirecta por la leva de los meses. En los meses con menos de 31 días, un brazo conectado a la palanca de avance de la fecha cae en una muesca. Mientras más profunda es la muesca, mayor el radio de movimiento de la palanca de avance de la fecha. Un radio largo hace que el trinquete adicional se retracte un poco más y caiga de la excéntrica al final del mes. “Las protuberancias y muescas de la leva de los meses determinan los distintos radios, así como la necesidad de hacer entrar en juego el trinquete adicional”, explica Klaus.

 

Numerosos mecanismos de calendario habían sido creados en el pasado, pero Klaus fue mucho más lejos. Empezando con la rueda de los meses, responsable de la indicación del mes en la esfera, Klaus integró una cadena de transmisión que llevó, sucesivamente, a una rueda de los años y a una rueda de los siglos. Esta última avanza tan solo 1,2 mm cada 100 años. Para hacernos una mejor idea de lo que esto significa: durante el mismo periodo, un punto en el borde del volante recorre en teoría una distancia equivalente a 40 órbitas terrestres.

 

Kurt Klaus dio con una solución revolucionaria desde varios puntos de vista. La innovación más importante era la sincronización perfecta de todas las indicaciones, desde la fecha y el día de la semana hasta el mes y la fase de la Luna. “Si el reloj se detiene tras no llevarlo algunos días, todas las indicaciones puede ser ajustadas de manera sencilla, un día a la vez. Por primera vez, un calendario perpetuo contaba además con indicación del año de cuatro cifras. Otra característica nueva era la extrema precisión de la indicación de las fases de la Luna. Gracias a la precisión de su transmisión, tan solo requiere un ajuste de un día después de 122 años.

 

EL PROGRAMA MECÁNICO NO NECESITARÁ DE NINGÚN AJUSTE HASTA 2100.

El Da Vinci Cronógrafo Calendario Perpetuo demostró ser un éxito absoluto y marcó un importante hito en la historia de IWC. Tan solo algunos años más tarde, la Manufactura de Schaffhausen desveló su primera Grande Complicación. Este reloj marcó la llegada de IWC a la cima de la alta relojería. Los principios básicos de funcionamiento del calendario perpetuo, que forma parte actualmente de las familias de relojes Portugieser y de Aviador, han permanecido prácticamente intactos desde 1985. El mecanismo cuenta con menos de 100 piezas, y se diferencia gracias a su increíble facilidad de uso. Además, solo necesitará un ajuste manual de un día en el año 2100, cuando se omitirá el año bisiesto gracias a otra particularidad más del calendario gregoriano.

 

IWC ha continuado desarrollando y modificando ligeramente el calendario desde su introducción. Por ejemplo, los ingenieros de diseño de Schaffhausen crearon una versión con indicación digital de la fecha y el mes, que encontramos actualmente en las familias Da Vinci, Portugieser, Ingenieur y Aquatimer. Otro cambio novedoso fue el modelo con doble indicación de las fases de la Luna, el cual muestra además la forma de la Luna vista desde el hemisferio Sur. Sin embargo, ninguna de estas innovaciones hubiese sido posible sin la convicción, el espíritu inventivo y la persistencia de un hombre que nunca tuvo miedo de darse cabezazos contra la pared: Kurt Klaus.

 

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