Arrolladores caudales de agua se precipitan sobre los barrancos rocosos que forman las mundialmente célebres cataratas del Rin. Unos cuantos kilómetros río arriba, en Schaffhausen, el Rin fluye a un ritmo más tranquilo frente a las ventanas de los talleres de IWC. Aquí, hace más de 150 años, una empresa dio inicio a una historia que se sigue escribiendo hoy en día.
Con apenas 27 años, el ingeniero y relojero estadounidense Florentine Ariosto Jones había alcanzado el cargo de director adjunto y gerente de la E. Howard Watch and Clock Co. en Boston, manufactura relojera líder de Estados Unidos en esa época. Mientras la mayoría de los jóvenes probaba suerte en el Oeste, Jones eligió la dirección opuesta. Fiel a su espíritu pionero, su objetivo era combinar la célebre maestría de los suizos con la tecnología de ingeniería moderna extranjera. Lamentablemente, los trabajadores cualificados de la región de Ginebra y los remotos valles de Suiza occidental recibieron sus planes con gran escepticismo.
El legado de IWC está arraigado en el espíritu pionero y emprendedor estadounidense. Florentine Ariosto Jones, un relojero de Boston, funda la International Watch Company en 1868. Para ello, recurrió a relojeros suizos altamente calificados y se sirvió de la tecnología moderna y la energía hidráulica procedente del cercano río Rin, lo que le permitió crear movimientos de reloj de bolsillo de la mayor calidad. Los Rauschenbach, una familia industrial de Schaffhausen, asumieron el control de la empresa tras el regreso de Jones a Estados Unidos. Durante los primeros años, IWC produjo relojes de bolsillo con indicación digital «Pallweber», así como relojes para hombres y mujeres.
Tras la muerte de Johannes Rauschenbach-Schenk, el industrial de Schaffhausen Ernst Jakob Homberger se hace cargo de la empresa. Durante esta era fueron lanzadas dos familias de relojes que siguen siendo verdaderos iconos en la actualidad. El primer «Spezialuhr für Flieger» establece la tradición de producir Relojes de Aviador en Schaffhausen, los cuales siguen siendo populares en todo el mundo gracias a su inconfundible diseño. El primer modelo de la familia Portugieser sale de los talleres de IWC cuando unos importadores portugueses hacen un pedido de una serie de grandes relojes de pulsera con calibres de relojes de bolsillo de alta precisión.
Los años de la posguerra se caracterizan por el aumento del uso de la tecnología en la vida diaria. El número cada vez mayor de electrodomésticos crea campos magnéticos que pueden tener un impacto negativo en la precisión de los relojes mecánicos. Durante esta época, Albert Pellaton asume el cargo de director técnico en IWC Schaffhausen. Entre sus inventos se encuentra el calibre 89 de alta precisión, así como la caja interior de hierro dulce que protege el movimiento del reloj de los campos magnéticos. También desarrolló el famoso sistema de cuerda Pellaton, un sistema de cuerda con trinquetes bidireccional sumamente eficaz.
El primer Ingenieur es lanzado el mismo año en el que Hans Ernst Homberger se hace cargo de IWC. Desde entonces, su sencillo diseño redondo ha regresado a esta familia de relojes deportiva y elegante, convirtiéndose en una de sus características distintivas. Unos años después, IWC lanza el primer Aquatimer, escribiendo así el primer capítulo en una exitosa historia de relojes de buceo que continúa en la actualidad. La empresa juega además un rol clave en el desarrollo del primer movimiento de cuarzo fabricado en Suiza, el «Beta 21», lanzado en el primer Da Vinci con una distintiva caja de oro hexagonal.
En plena crisis del cuarzo, IWC se concentra deliberadamente en la creación de obras maestras del arte de la relojería. Con la primera caja de reloj de titanio del mundo, IWC sienta las bases de su maestría sin igual en el área de los materiales. A mediados de los años 80, el calendario perpetuo de Kurt Klaus hace su aparición en la familia Da Vinci. Tras siete años de desarrollo, IWC lanza su primera Grande Complicación, alcanzando así la cima de la Haute Horlogerie. Para celebrar su 125.º aniversario, IWC desvela el que es entonces el reloj de pulsera mecánico más complejo del mundo: Il Destriero Scafusia.
Después de pasar a formar parte de Richemont, IWC no deja de expandir sus seis familias de relojes con diseño exclusivo e ingeniería de precisión. En la familia Portugieser, una doble indicación de las fases de la luna se añade al calendario perpetuo, mientras que este mecanismo cuenta con indicación digital de la fecha y el mes por primera vez en la familia Da Vinci. IWC presenta el bisel giratorio interior/exterior para el Aquatimer, y lanza su primer reloj con caja de bronce. La complicación de Calendario Anual indica el mes, la fecha y el día en el formato estadounidense, un tributo al fundador de la empresa.