Hace un soleado día de julio del año 1912, un hermoso día festivo. En el aeródromo de Ambérieu-en-Bugey, al sudeste de Francia, el piloto se enjuaga el sudor de la frente junto a su monomotor. Ya está terminada la reparación, y por fin puede reanudar el vuelo.
Se acerca un niño de doce años en bicicleta y le pregunta al piloto si puede llevarlo de pasajero en un vuelo de paseo. Al curtido aviador pionero le impresiona el valor del chico, que al instante ve cumplido lo que para otros niños no es más que un sueño. Le van a dejar volar en dos viajes. Esa misma curiosidad infantil, ese afán aventurero y esa sed insaciable de conocimiento acompañarán durante toda su vida al jovencito, el más tarde piloto y escritor de fama mundial Antoine de Saint-Exupéry, hasta su último despegue para el vuelo del que ya no iba a regresar. Las especulaciones
sobre su paradero no se terminaron hasta el año 1998, cuando un pescador al sacar del mar la red encontró, cerca de Marsella, la pulsera del héroe nacional francés. Posteriormente se recuperaron del mar los primeros restos de una aeronave, que fueron identificados como pertenecientes al avión de Saint-Exupéry.
Los restos fueron exhibidos en 2006 en un museo de Le Bourget, localidad cercana a París, en el marco de un proyecto conjunto de la manufactura relojera suiza IWC Schaffhausen y la fundación Antoine de Saint-Exupéry pour la Jeunesse. La exposición, a la que se dispensó gran interés, supuso el prólogo de una colaboración en la que los herederos de Saint-Exupéry y la manufactura de relojes han seguido trabajando y confiando hasta hoy.
LA FONDATION ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY POUR LA JEUNESSE E IWC SCHAFFHAUSEN
Desde entonces se han vendido numerosas ediciones especiales de los legendarios Relojes de Aviador de IWC, siendo entregada parte de los beneficios a la fundación y sus entidades asociadas. Además, todos los años se subasta un valioso reloj en platino, todo ello con un mismo fin: cumplir el legado del gran humanista que fue Antoine de Saint-Exupéry y dar acceso a la educación a niños desfavorecidos. «La educación es la clave en la lucha contra el analfabetismo», explica Olivier d’Agay, bisnieto de Saint-Exupéry y Director de la fundación Antoine de Saint-Exupéry pour la Jeunesse. «Por ello fomentamos un amplio espectro de iniciativas de formación escolar y profesional desarrolladas directamente en los lugares afectados. Los jóvenes consiguen un nuevo concepto de sí mismos, exactamente lo que hizo Antoine de Saint-Exupéry, que luchó contra innumerables obstáculos hasta que por fin tuvo en las manos su licencia de piloto. Su valor, su voluntad de resistir y su pasión han hecho de él un ejemplo hasta el día de hoy». Según añade Georges Kern, CEO de IWC Schaffhausen: «En nuestra opinión, todas las personas tienen derecho a una formación escolar que las haga mejores. Las dos entidades queremos colaborar para ayudar a los jóvenes a que cumplan sus sueños y, mediante el conocimiento y la formación, construyan nuevas perspectivas de futuro. Nos llena de orgullo haber encontrado en la fundación Antoine de Saint-Exupéry pour Ia Jeunesse un asociado con una amplia red de contactos internacionales».
PRIMEROS INTENTOS LITERARIOS: «CORREO DEL SUR»
Saint-Exupéry soñaba con volar ya desde los doce años, y sin embargo le quedaba por delante un camino fatigoso. Nacido en el año 1900, Antoine se cría primero en Lyon y en fincas familiares en el sur de Francia, donde se produce en 1912 ese memorable primer vuelo que cien años después recordó IWC con su Reloj de Aviador Cronógrafo Edición Antoine de Saint Exupéry (ref. 3878). En 1917, Antoine de Saint-Exupéry fracasa dos veces justamente en el examen escrito de Literatura para ingresar en la École Navale (Lanvéoc, en Bretaña), por lo cual se queda sin plaza. Empieza a continuación estudios de arquitectura, que abandona también sin terminar en 1921. Presta entonces el servicio militar, donde recibe formación de mecánico de aviación. La formación de piloto le es denegada por no haber terminado el curso preparatorio. Pero su decisión es totalmente firme, y Saint-Exupéry logra formarse para piloto recibiendo clases privadas de vuelo. En 1923 vuela por primera vez llevando a turistas a sobrevolar París. En una solitaria pista de aterrizaje para paradas técnicas situada en Marruecos escribe en 1928 su testimonio autobiográfico «Correo del sur», la primera novela de la historia dedicada a ese sueño humano de volar que acaba de hacerse realidad entonces. IWC Schaffhausen y la fundación Antoine de Saint-Exupéry pour la Jeunesse homenajean esta obra con el Reloj de Aviador Automático Edición Antoine de Saint Exupéry (ref. 3201).
LLEGA EL RECONOCIMIENTO: «VUELO NOCTURNO» Y «TIERRA DE HOMBRES»
En 1929, Saint-Exupéry marcha a Argentina para crear líneas de correo aéreo y de transporte aéreo de mercancías. Con sus experiencias como responsable de los primeros vuelos nocturnos elabora su novela «Vuelo nocturno» (1931), en la que describe la desesperada lucha de un avión de correo contra el limitado tiempo de vuelo. Setenta y cinco años después, IWC Schaffhausen recordó esta memorable obra dedicándole el Reloj de Aviador Cronógrafo Edición Antoine de Saint Exupéry (ref. 3717). El reloj está fabricado en color sepia, igual que el uniforme que solía usar ”Saint-Ex” para volar.
En 1931 Saint-Exupéry vuelve al África occidental para trabajar de piloto de correo, y allí pasa los años siguientes combinando las actividades de aviador, responsable publicitario, periodista y escritor. En 1938 se estrella su avión en Guatemala al intentar un récord de vuelo de Nueva York a la Tierra del Fuego, por lo que queda gravemente herido. Durante su convalecencia, recopila en Nueva York los diversos trabajos que integran la premiada obra «Tierra de hombres», textos publicados en 1939 que enaltecen valores como la camaradería, la solidaridad y la humanidad. Es quizá la oda más impresionante de Saint-Exupéry a la empresa de volar y a las circunstancias extremas de la época de los pioneros. IWC homenajeó el libro en 2008 con el Reloj de Aviador UTC Edición Antoine de Saint Exupéry (ref. 3261). La narración se desplaza aquí entre continentes, de una zona horaria a otra, desde la remota Patagonia a las inhóspitas regiones del Sáhara, pasando por desoladas cordilleras. Qué más natu ral, pues, que elegir para este libro un reloj UTC(en inglés «Universal Time Coordinated») que muestra dos horas distintas a la vez.
UN LIBRO PARA LA ETERNIDAD: «EL PRINCIPITO»
Tras estallar la Segunda Guerra Mundial, el piloto, ya conocido mundialmente, es destinado a un escuadrón de reconocimiento. Desmovilizado con el armisticio de 1940, consigue en 1943 el permiso para reincorporarse al servicio militar activo, en el mismo momento en que aparecía su libro de mayor éxito, «El Principito». La profunda historia sobre el muchacho de pelo rubio trigueño es uno de los libros más vendidos de la historia de la literatura y se ha traducido a más de 260 idiomas y dialectos. IWC Schaffhausen aprovechó en el año 2013 la ocasión ofrecida por el 70 aniversario de esta obra para niños con dos espectaculares ediciones especiales.
Una de estas ediciones fue el Gran Reloj de Aviador Calendario Perpetuo Edición «Le Petit Prince» en oro rojo de 18 quilates (ref. IW502802), en el que la indicación de las fases de la Luna y el medallón de oro al dorso muestran al Principito en su diminuto asteroide contemplando el cielo estrellado. El segundo modelo para conmemorar el cuento fue el Reloj de Aviador Mark XVII Edición «Le Petit Prince» en acero fino (ref. IW326506), con esfera azul nocturno que, como los instrumentos de a bordo, está reducida a lo esencial y tiene como prioridad el poder leerse bien. Hasta el fabuloso precio de CHF 173 000 llegó el ejemplar único del Gran Reloj de Aviador Calendario Perpetuo Edición «Le Petit Prince» (ref. W502801) en platino, subastado por Sotheby’s de Ginebra.
Con el importe, IWC y la fundación Antoine de Saint-Exupéry pour la Jeunesse inauguraron en Camboya dos edificios escolares con biblioteca integrada que dan acceso a la educación a 1200 niños. Además, se construyó otro edificio escolar con biblioteca anexa en el poblado de Roluos, en la provincia Siem Reap. La fundación colabora estrechamente con la organización no gubernamental Sipar, que desde hace ya 23 años lucha contra el analfabetismo en Camboya. «“El Principito” es un alegato apasionado en pro de la amistad y la humanidad, pero también en pro de la importancia de tener en la vida una misión, un deber, una responsabilidad», explica Georges Kern, CEO de IWC. «También nosotros tomamos muy en serio nuestra responsabilidad social como empresa con actividades mundiales, y con nuestro compromiso impulsamos así la alfabetización de niños desfavorecidos».
EL ÚLTIMO VUELO
Su celebridad le permite a Saint-Exupéry ser readmitido para realizar un limitado número de vuelos de reconocimiento pese a resultar no apto por razones de edad. El 31 de julio de 1944 despega así rumbo a un vuelo de reconocimiento por el sur de Francia, en el cual desaparece sin dejar rastro. En 2000 son localizadas en el seno del Mediterráneo partes de su Lockheed P-38 Lightning. Cabe conjeturar que Saint-Exupéry había decidido por cuenta propia tomar fotos de reconocimiento de Marsella. Setenta años después del último vuelo de Antoine de Saint-Exupéry, IWC Schaffhausen honra al gran humanista y escritor con tres variantes limitadas del Reloj de Aviador Cronógrafo Edición «The Last Flight» (ref. 3880). La variante en platino (ref. IW388005) fue vendida en subasta en 2014 por CHF 40 000, importe que sirvió para crear una biblioteca en el hospital infantil Pequeno Príncipe de Brasil. En abril de 2015, la supermodelo brasileña y embajadora de la marca IWC Adriana Lima inauguraba acompañada de Olivier d’Agay las nuevas salas de este centro hospitalario especializado en operaciones cardiacas, trasplantes de órganos y huesos y tratamientos contra el cáncer. «El compromiso de IWC Schaffhausen nos ayuda a poner en manos de estos niños enfermos buenos libros, ordenadores y libros electrónicos. De este modo queremos despertar en ellos la alegría de leer y la alegría por la cultura, y estimularlos para ocupar su tiempo libre con inteligencia», declaró d’Agay en la inauguración.
LA INCONFUNDIBLE MARCA «SAINT EX»
Aunque las distintas ediciones especiales Saint Exupéry abarcan diferentes modelos de los Relojes de Aviador de IWC, es posible identificar en todas ellas a primera vista el exclusivo toque «Saint Ex». En palabras de Christian Knoop, Creative Director de IWC Schaffhausen: «A lo largo de los años hemos conseguido que tanto las ediciones especiales de IWC Antoine de Saint Exupéry, gracias a su característica esfera marrón sepia y la inicial “A”, como las ediciones especiales Le Petit Prince, con sus inconfundibles esferas azules, presenten un diseño de marca propio e inconfundible dentro de los Relojes de Aviador. A ello se suman los elaborados grabados en el fondo del reloj, en los que se narran las conmovedoras historias que inspiran estos modelos». Las ediciones especiales no tienen ni demasiados elementos ni demasiado pocos que las identifiquen. O, por decirlo con las palabras de Antoine de Saint-Exupéry: «La perfección no se alcanza cuando ya no hay más que añadir, sino cuando ya no queda nada por quitar».
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