A George Mallory, el famoso alpinista británico que perdió la vida en un ascenso al Everest, le preguntaron en 1924 por qué quería escalar esa montaña. Su respuesta se encuentra entre las más famosas del mundo del alpinismo: "Porque está ahí".
Del mismo modo, los relojes Grande Complicación de IWC, en especial el Portugieser Grande Complicación, representa la cima de la relojería tradicional. Una gran manufactura relojera tiene que crear un reloj de esas características porque es posible hacerlo. Este reloj se encuentra en la cumbre de la relojería. Cada reloj Grande Complicación que abandona la manufactura cuenta una historia de desarrollo técnico y pericia artesana a los más altos niveles.
Del mismo modo, el coleccionista de relojes que tenga los medios suficientes considerará hacerse con un reloj de estas características simplemente porque está ahí. Representa todo lo que le confiere su grandeza a la relojería. Representa la ciencia y el arte de la relojería llevados a su máxima expresión. Se hará un sitio en la cúspide de cualquier gran colección de relojes.
Pero, a diferencia del alpinismo, la colección Grande Complicación tiene un propósito. Más allá de ser un logro en sí mismo, el reloj cuenta con distintas funcionalidades que le confieren diversos propósitos. Muestra todo lo necesario sobre el tiempo: ofrece la hora y la fecha en todo momento. Muestra el tiempo transcurrido gracias a su función de cronógrafo. Y muestra el tiempo no solo de un modo visual, sino también a través de sonidos.
Un reloj mecánico sencillo puede contener alrededor de 180 piezas realizadas artesanalmente, así como 18 o 21 rubíes. Esto se considera el mínimo necesario para un movimiento básico. Cada una de estas partes están acabadas de un modo exquisito y montadas a mano. Los bordes están biselados y los piñones pulidos.
Los relojes actuales más sencillos pueden ser excelentes ejemplos de buen diseño, producción y ensamblado. Al ver el tamaño minúsculo de ciertas partes del movimiento (algunas de ellas, de una fracción de milímetro), un relojero defenderá la tecnología subyacente simplemente diciendo: "esto es la relojería".
Si eso es la relojería, ¿qué es entonces la colección Grande Complicación? Es la relojería a otro nivel, que casi hace que sea otra disciplina. No tiene 18 rubís, ni siquiera 42, como es el caso del magnífico Portugieser Automatic de IWC, referencia 5001. En su lugar, el Portugieser Grande Complicación, ref. 3774, contiene un total de 75 rubís integrados en su movimiento de calibre 79091.
Tener más rubís no hace a un reloj necesariamente mejor. Pero no están ahí a modo de adorno, sino que forman parte de las 657 piezas que producen el movimiento del mecanismo. Estas piezas microscópicas son necesarias para producir las 21 funciones del reloj y están alojadas en una caja de 16,5 mm de alto y 45 mm de ancho.
Esta es la verdadera complejidad que define la colección Grande Complicación. A pesar de que no hay una definición ampliamente aceptada por la industria con respecto a qué constituye un reloj de "gran complicación", muchos afirman que debe incluir calendario perpetuo y función de repetición. IWC ha conseguido más que eso: una gran complejidad a la par que una gran sencillez de manejo.
Empecemos con lo básico. El reloj indica la hora y los minutos, por supuesto. Una esfera interior indica los segundos. Pero eso es para principiantes, ya que la colección Grande Complicación también tiene calendario. Este muestra el día, el día de la semana y la fecha. La fecha incluye el mes, el año y, a diferencia de prácticamente cualquier reloj, incluso el siglo.
Por supuesto, el calendario es perpetuo. Mientras funcione el reloj, este mostrará la fecha correcta, teniendo en cuenta los meses de 30, 31, 28 o incluso 29 días. Tiene en cuenta los años bisiestos. El calendario solo deberá "corregirse" una vez, el 1 de marzo de 2100, si es que el afortunado propietario vive hasta entonces. En esa fecha, el año bisiesto que se espera no se reflejará en el reloj, por lo que el calendario necesitará el ajuste de un relojero.
El calendario, de una complejidad extraordinaria pero sencillo de manejar por parte del usuario, fue diseñado por uno de los genios relojeros de IWC, Kurt Klaus. Descubrió que todas las funciones de fecha están relacionadas matemáticamente y desarrolló un sistema de engranajes para mantener la hora exacta a pesar de las variaciones. Como resultado, ajustar el reloj es genialmente sencillo: solo hay que usar la corona. Una vez el usuario establece la fecha, no hay que configurar nada más.
Por si este calendario perpetuo increíblemente preciso no fuese suficiente, la colección Grande Complicación incluye otras dos complicaciones. Una es un cronógrafo, que muestra el tiempo transcurrido y hace uso de totalizadores para llevar la cuenta. El cronógrafo es, en el mejor de los casos, un preludio de la complicación suprema: un sistema de repetición de minutos. Al oprimir un botón en el lateral de la caja, la repetición hace sonar las horas, los cuartos de hora y los minutos.
El propietario de este extraordinario reloj puede llevar el control de la hora mediante la vista y mediante el oído, haciendo que la medición del tiempo alcance una nueva dimensión. Producir un sistema de repetición, especialmente uno que haga sonar los minutos, requiere de un saber hacer extraordinario. Las funciones de sonido necesitan de un sistema de engranajes particularmente intrincado, y además requiere la participación de un relojero con unas capacidades únicas que afine minuciosamente los minúsculos martillos para obtener el sonido adecuado.
Debido a todas estas complicaciones, el total excede a la suma de las partes. Una cosa es construir un reloj con calendario, otra diferente es construir uno con calendario perpetuo, y otra muy diferente es construir uno que se configure con la corona y cuya exactitud dure siglos. Y algo bien diferente es construir un cronógrafo, por no decir construir un sistema de repetición. La suma del total de todas estas complicaciones es mucho mayor que cualquiera de dichas complicaciones, ya sea por separado o en diferentes combinaciones.
El Portugieser Grande Complicación no es otro gran reloj, sino, quizá, el más grande todos. Es el Everest de la relojería, la cima anhelada. Es útil, es simbólico y refleja cómo debe ser la cumbre de la relojería. Por supuesto, es un "Grande". Y, parafraseando a las redes sociales, "es complicado".
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