La esfera es la protagonista de todo reloj mecánico, por lo que es vital que su diseño y acabado satisfagan los más exigentes estándares estéticos. Su fabricación exige una maestría total en diversas técnicas, como el relieve, pulido, decorado, galvanización e impresión. Actualmente, la colección IWC cuenta con más de 100 esferas, algunas de ellas sumamente complejas, que compiten por la atención de los aficionados a los relojes.
Basta con mirar rápidamente la esfera para saber la hora. La visualización de la hora es un fenómeno omnipresente en la actualidad, y se remonta a la aparición de los primeros relojes con rodaje en el año 1300. Sin embargo, en un reloj de alta calidad, la esfera es mucho más que un telón de fondo para la visualización de la hora. Es además el rostro que el reloj presenta al mundo, y como tal, debe satisfacer criterios estéticos sumamente exigentes. Su proceso de manufactura es complejo y lleva mucho tiempo. “La fabricación de una esfera puede contar más de 100 etapas
distintas, y requiere una amplia variedad de técnicas, como el relieve, el pulido y el decorado o la galvanización y la impresión”, explica Max Werdermann, encargado de las esferas y las agujas en IWC.
En la mayoría de las familias de relojes IWC la esfera empieza siendo un disco de latón. Una de las principales ventajas de esta aleación de cobre consiste en que es relativamente maleable. En el caso de las familias Ingenieur y de Relojes de Aviador, el material elegido es el hierro. En este caso, la esfera es además la parte superior de la jaula de hierro dulce que protege al movimiento de las influencias magnéticas. Durante la primera etapa del proceso, herramientas especiales con una fuerza de varias docenas de toneladas estampan en los discos los totalizadores para el cronógrafo, el calendario, la reserva de marcha y el pequeño segundero. También es posible estampar patrones decorativos en la esfera.
LOS MATERIALES SON TRATADOS CON CALOR PARA OPTIMIZAR SUS PROPIEDADES.
Finalmente, los discos son llevados al horno a una temperatura de aproximadamente 800 grados Celsius. Después de enfriarse, son calentados nuevamente a una temperatura ligeramente por debajo de su punto de fusión. Este ciclo de endurecimiento/templado puede repetirse hasta 15 veces seguidas. “El objetivo de este tratamiento termal es encontrar el equilibrio ideal entre la dureza y la ductilidad. Es necesario optimizar las propiedades del material de cara a los procesos subsiguientes con el fin de evitar grietas y fracturas”, afirma Werdermann resumiendo el procedimiento. Una vez completado el proceso, se perfora el diámetro final del disco. Simultáneamente, se añade el agujero central y la ventanilla de la fecha. Entonces el disco puede ser llevado a su grosor final de aproximadamente 0,5 milímetros, y pulido. Este tratamiento da como resultado una superficie reflectante similar a un espejo.
EL "BROSSAGE", NOMBRE QUE RECIBE ESTE PROCESO EN FRANCÉS, SE EMPLEA PARA LOGRAR DIFERENTES TIPOS DE ACABADO.
UN CEPILLO CON CERDAS DE FIBRA DE METAL LE DA A LA ESFERA EL PULIDO FINAL.
Muchas esferas cuentan con decoraciones especiales. Así que, una vez pulidas, son tratadas con un cepillo de fibra de metal y otras cosas. El “brossage”, nombre que recibe este proceso en francés, se emplea para lograr diferentes tipos de acabado. Por ejemplo, el guilloché motivo sol se reconoce por sus líneas que surgen del punto central, como rayos de sol. Este decorado está presente en las esferas color gris pizarra de la familia Portofino entre otras. Además, con el Ingenieur Cronógrafo Silver Arrow, IWC aplicó por primera vez la técnica del perlado en una esfera. Este estilo de pulido en forma de escama se usa principalmente como elemento decorativo en las piezas del movimiento.
LOS MOTIVOS IMPRESOS SON APLICADOS CON UNA ALMOHADILLA ELÁSTICA.
Por supuesto, el color de la esfera no debe cambiar como resultado del contacto con el aire encerrado dentro de la caja. Por esta razón, se aplica una capa de laca transparente con el fin de proteger la superficie contra la oxidación. Esta etapa del proceso se lleva a cabo en una habitación limpia bajo condiciones constantes de temperatura, humedad y presión. Solo entonces se imprimen las esferas con el proceso de impresión mediante almohadilla. Con una almohadilla elástica de caucho de silicona se transfiere a la esfera la tinta de las hendiduras grabadas en la platina de impresión. Hasta diez platinas de este tipo – o clichés – son transferidas a la esfera una tras otra. Entre ellas el logotipo de IWC, la minutería ferrocarril, y los números de los totalizadores, o la palabra “Automatic”.
EL COLOR DE LA ESFERA ES EL RESULTADO DE LA INMERSIÓN EN UN BAÑO ELECTROLÍTICO.
La coloración de la esfera es probablemente la etapa más complicada de todo el proceso de manufactura. El método más utilizado es la galvanoplastia. En un baño electrolítico, las esferas son recubiertas con los iones metálicos de un metal más precioso. El disco es sometido a numerosos tratamientos consecutivos. En primer lugar, la esfera es niquelada con el fin de protegerla contra la corrosión antes de recibir su color en una serie de etapas posteriores. Este proceso ha demostrado su valía principalmente para el plateado y dorado. Sin embargo, el niquelado es útil en la creación de una amplia gama de tonos negros y grises. “El color final depende de muchos factores distintos, como la temperatura o la antigüedad del baño, así como el voltaje”, explica Werdermann. Para lograr resultados consistentes es necesario contar con una maestría total y muchos años de experiencia.
ESFERAS DURANTE UNA PARADA EN LA CÁMARA DE VACÍO.
Pero la utilidad de la galvanización para los tonos azules o marrones es limitada. Por esta razón, IWC emplea la deposición física de vapor (o PVD por sus siglas en inglés). PVD es el método ideal para crear capas extremadamente densas con un grosor de apenas fracciones de micrómetro. Con el fin de preparar las esferas para este proceso, en primer lugar son niqueladas y doradas electrolíticamente. A continuación se realiza el recubrimiento PVD, durante el cual las esferas son colocadas en una cámara de vacío y son bombardeadas con iones metálicos gaseosos. El color final depende, entre otras cosas, de las condiciones específicas del proceso y del grosor del recubrimiento. En el Portugieser Cronógrafo Edición Clásica “Laureus Sport for Good Foundation”, el color azul profundo de la esfera producido con este método ofrece un maravilloso contraste con la deslumbrante caja de acero fino.
LA COLORACIÓN DE LA ESFERA ES PROBABLEMENTE LA ETAPA MÁS COMPLICADA DE TODO EL PROCESO DE MANUFACTURA.
LOS APLIQUES APORTAN UNA TERCERA DIMENSIÓN.
La última etapa del proceso de manufactura consiste en el posicionamiento de los apliques. Los pequeños índices o números confieren a la esfera una sensación inconfundible de profundidad. Los apliques son producidos mediante una variedad de complicadas técnicas, y su forma final es lograda con una herramienta de punta de diamante. La etapa final consiste en el pulido para lograr un acabado espejo. Según el modelo, pueden recibir además un recubrimiento luminiscente. Son colocados mediante pinzas en agujeros previamente perforados y remachados. Algunos relojes cuentan además con un réhaut. Este borde, similar a un cuello, es fijado a la caja mediante presión o remachado directamente en la esfera. En el Portugieser Cronógrafo cuenta con marcadores de cuartos de segundo, permitiendo una medición sumamente precisa del tiempo transcurrido.
UNA AMPLIA GAMA: DE LA SENCILLEZ A LA COMPLEJIDAD
La actual colección de IWC cuenta con más de 100 esferas diferentes que van desde los sencillos rostros de los Relojes de Aviador hasta visualizaciones extremadamente complicadas. En muchas esferas los números son de un color distinto al resto del rostro del reloj. El disco recibe inicialmente el color básico y luego es recubierto completamente con una capa de barniz protector. A continuación los números son fresados en el latón y toda la esfera es galvanizada nuevamente.
“Durante el segundo proceso de galvanización, los iones metálicos se depositan únicamente en las superficies expuestas del cobre. El resto permanece intacto”, explica Werdermann. Por ejemplo, el Reloj de Aviador Cronógrafo Edición Antoine de Saint Exupéry tiene una esfera marrón, mientras que los totalizadores son rodinizados en una etapa posterior.
Con la Colección Portofino Midsize, el nácar regresó a IWC en 2014. Este material se obtiene a partir de las conchas machacadas y pulidas de las ostras perlíferas. Estas esferas también se elaboran a partir de un disco de latón. La superficie cuenta con un recubrimiento de nácar de 0,2 milímetros de grosor. Sus patrones confieren a la esfera una sorprendente profundidad óptica. Esta espectacular esfera se torna exclusiva gracias a la presencia de diamantes. Las piedras preciosas son fijadas individualmente a la esfera en engastes especiales llamados “chatones”.
NADA ES DEMASIADO PARA LOS ESPECIALISTAS DE SCHAFFHAUSEN.
Los relojeros de IWC son perfeccionistas, y no escatiman esfuerzos para complacer la mirada de los expertos amantes de los relojes. Podemos observar un ejemplo de esta dedicación en el Ingenieur Tourbillon Fuerza Constante. En este reloj, la superficie de la luna se realiza con láser en el diminuto disco de latón antes de ser recubierto con platino mediante PVD. Este minucioso proceso es lo que otorga a la superficie lunar su apariencia tridimensional realista.
El Ingenieur Calendario Perpetuo Digital Fecha-Mes cuenta con otra característica sensacional. Tres de los totalizados cuentan con discos de cristal mineral con recubrimiento PVD que les confiere un color ahumado. Apliques luminiscentes y un gran e inusual número de detalles impresos les sirven de complemento. “Solemos invertir muchos meses en la búsqueda del proceso de manufactura perfecto”, resume Werdermann. Y son precisamente estos retos en apariencia imposible los que motivan a los especialistas de IWC a alcanzar logros cada vez mayores.
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